miércoles, 4 de octubre de 2017

Antonio Di Benedetto (Sin boca)

El loco se mira al espejo y se saca la lengua. 
Piensa que el espejo se está burlando de él. Lo rompe. 
Se arrepiente, a la hora de peinarse. 
Sobre una mesa, fragmento a fragmento recompone el espejo, que queda casi completo. 
El loco prueba a mirarse de nuevo y ve su rostro, pero no la boca (falta esa parte, que se pulverizó con el golpe).
Desde entonces, nunca más habla.

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